Madrugamos para llegar a la playa de Masnou antes de que se retire el velo de noche para dejar paso a un nuevo día. Nos instalamos cerca de la orilla para dejarnos mecer por el suave balanceo de las olas, el respirar contínuo del mar, acoplamos nuestro latir y nos dejamos sentir en la unidad, sabiéndonos que formamos parte de un todo y que nada es por casualidad,...
Cuando el mar se va tiñiendo de tonos rosaceos, hasta el balanceo de las olas parece reverenciar la llegada del astro sol, a él le debemos la vida. Amanece, viejo ritual y a la vez siempre nuevo, un nuevo día se nos presenta, una nueva oportunidad de crecimiento.
Gracias, hermano sol por tu luz y tu calor.
Tiempo de meditación, de silencio, de dejarnos impregnar por los primeros rayos, alimento y toma de conciencia solar.
Terminamos mojándonos las piernas en las aguas, con el suave masaje de las olas de la mañana.
Ha sido muy agradable vivir esta nueva experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario